Mayo siempre fue un mes especial: espigaban los trigos, granaban las cebadas y los algarrobales empezaban a adornarse de amapolas. Era la única flor que se veía en abundancia en Macotera. Flor frágil y delicada que con solo tocarla, sus grandes pétalos y sus largos estambres se deshacían entre las manos. Al final de los