

Mayo siempre fue un mes especial: espigaban los trigos, granaban las cebadas y los algarrobales empezaban a adornarse de amapolas. Era la única flor que se veía en abundancia en Macotera. Flor frágil y delicada que con solo tocarla, sus grandes pétalos y sus largos estambres se deshacían entre las manos.
Al final de los años 50 al mes de mayo también se llamaba el mes de María. Era tiempo de novenas y procesiones. A los de nuestra generación -casi adolescentes- (los mayores nos llamaban medios mozos) nos gustaba ver salir las procesiones: primero salían los niños, después las chicas: “Hijas de María”, en perfecto orden cantando canciones de alabanza a la Virgen. Para nosotros, que aún no íbamos al baile y que como mucho las perseguíamos por las eras, las procesiones eran como ver un desfile de chicas guapas e inmaculadas. Después del recorrido por las calles, al llegar a la plaza, Don Leo (cura párroco de entonces) con su diente de oro y su abultada sotana cubriendo una barriga bastante pronunciada, se ponía delante a mover los brazos, cual director de orquesta. Todos nos codeábamos por ocupar los primeros puestos detrás de la Virgen. Cantábamos a “voz en grito” como tenores en busca de una oportunidad. La entrada en la Iglesia, ocupada ya por las mujeres y “nuestras chicas” era como una entrada triunfal.
Recuerdo algunas de aquellas canciones:
Venid y vamos todos
Con flores a porfía
Con flores a maría
Que madre nuestra es.
—
Nuestro apostolado avanza
Porque donde Cristo impera
La oración, todo lo alcanza,
Todo lo alcanza, la oración.
Reinarás en España,
Más que en todo el resto del mundo… (¡Que atrevimiento!)
En la foto están muchas de las chicas de Macotera entre 13 y 16 años. En el centro está Don Juan, hermano del famoso Don Clemente (el del Cerro), al lado las monjas Sor Pilar y Sor Mónica, a la derecha una Trinca y Julia-Habanera, a la izquierda Iluminada-colorá y Vitoria-confitera.
En el grupo muchas de vuestras madres de “Macoteranos por el Mundo”. Para algunos de nosotros, nuestras amigas, e incluso las que hoy son nuestras esposas. Aún siguen estando tan guapas como de adolescentes, después de “muuu…chos” años.
¡A TODAS ELLAS MUCHA FELICIDAD Y LARGA VIDA!
Esta foto debe ser del 57 ó 58, creo que de unos ejercicios espirituales en el Hospital.
Ahora observad bien donde están vuestras madres, tías, vecinas o conocidas. Yo conozco a buena parte del grupo, aunque algunas no sabría ponerlas nombre. ¡¡Bueno, a buscar…!!
Generoso Losada