A esta Santa andariega, se le pueden abrir cientos de rutas, porque no aciguaba: recorrió España entera fundando conventos y aleccionando a sus monjas con la palabra y el ejemplo. Yo creo que ella y sus caballerías paraban sólo para comer, y sus distracciones, en aquellos viajes eternos, eran la oración, la lectura, la conversación y alguna que otra cabezá, pues le gustaba darle a la palabra, escuchar poco y dormir menos; yo creo que a quien más prestaba atención era a Dios, con quien mantenía una relación muy estrecha e íntima, y con quien compartía desvelos, dificultades y flaquezas. Con esa confianza espiritual, siempre consiguió salir adelante, ser Santa, mujer sabia y capaz de enderezar, entre los monjes y monjas, los caminos del Señor, que, con tanta relajación, se volvían tortuosos e incontrolables. Y de todas las marchas teresianas peregrinas, que se puedan trazar en el país, la que tiene mayor atractivo y contenido es ésta, que parte del lugar del nacimiento y acaba en el lugar de la muerte. Es como un símil de la vida toda del hombre y de las cosas. Y se inauguró el 21 de agosto de 2014, con el recorrido del primer tramo, de 25 kilómetros, arranca de Ávila y sigue por los pueblos de Cardeñosa, Peñalba de Ávila y Gotarrendura. La segunda etapa recorre El Oso, Papatrigo y Narros de Saldueña. Se emprende la tercera etapa nos lleva por Rivilla de Barajas, a Narros del Castillo y el convento de Duruelo. En la segunda mitad del siglo XVI, reinando Felipe II, Duruelo era una finca, explotada por unos cuantos campesinos, que ocupaban unas cuantas casas. Alguien consideró que los habitantes de la zona estaban abandonados de la mano de Dios, y ofreció una vivienda arruinada a la Orden carmelitana. San Juan de la Cruz y el prior de Medina, fray Antonio de Jesús de Heredia se trasladaron a Duruelo a hacerse cargo de la casa y fundar un convento. Santa Teresa, en 1568, acude a este lugar a apoyar la fundación del primer convento masculino de la Orden Reformada de los Carmelitas Descalzos. Los primeros carmelitas predicaban en las aldeas próximas; tuvieron muy buena acogida y vivían de la generosidad de la gente. D. Luis de Toledo, III señor de las Cinco Villas, (las cinco villas las componían Salmoral, Narros del Castillo, Mancera de Abajo, San Miguel de Serrezuela y Gallegos de Solmirón), amigo del padre Antonio de Jesús Heredia, ofrece a los Carmelitas un lugar mejor en Mancera de Abajo, que era entonces cabeza del señorío y donde residía el noble, don Luis. El padre Antonio de Jesús acepta y don Luis les construye un convento a sus expensas en Mancera. La comunidad religiosa se traslada el 11 de junio de 1570, con gran solemnidad y gran asistencia de gentes de los lugares próximos. La procesión recorrió la legua larga que hay desde Duruelo a Mancera. Tras este prólogo.
Sigue la ruta. La cuarta etapa nos lleva a Mancera, Macotera y Tordillos. Nos queda el último trayecto, La Lurda, Garcihernández y Alba de Tormes.
Se ha trazado este itinerario, como el camino que santa Teresa utilizaba en sus traslados de Ávila a Alba, pero es una simple conjetura, pues no consta su descripción en ninguno de sus escritos. No hay ni un solo dato que confirme que Santa Teresa estuvo en Macotera. Lo que se dice de ella y Macotera son pura leyenda. Lo que sí podemos asegurar es que Macotera siempre mantuvo una gran devoción por la Santa desde su subida a los altares.
Conviene que demos este dato documentado. En aquella época, existía el camino de Alba – Madrid, que pasaba por Pedrosillo y Macotera (que llamamos el camino de Alba, y cruza el monte Fresnillo). Pudo ella usar esta ruta, y no la de Tordillos, La Lurda y Garcihernández, o acudir al Alba por Peñaranda, que es lo más probable. Lo importante es que se haga y anime los caminos y poblaciones de peregrinos.
Timi Cuesta