Hay personas que me suelen preguntar cosas sobre Fresnillo; sobre su ermita de san Miguel; si, en realidad, fue un pueblo; cuánto abarcaba su término y cómo Macotera se hizo con su dominio. Y, ahora, que no tengo muchos agobios, me he decidido contarte lo que sé de este despoblado vecino. Ciertamente, Fresnillo fue una aldea; un pueblecito con sus casas de adobe y con su pequeña iglesia, con la advocación de san Miguel. Este pequeño poblado estuvo situado a la vera izquierda del camino de Santiago de la Puebla a Tordillos, enfrente a lo que, hoy, conocemos como los árboles de San Miguel; para ser más precisos, distaba media legua de Tordillos ( 2,786 Kms), y tres cuartos de legua de Santiago de la Puebla (4,179 Kms); en el cornejal derecho, que forma el cruce del camino de Santiago -Tordillos, con el camino de Macotera – Alba de Tormes; a la orilla del río Margañán.
La primeras noticia, que tenemos de Fresnillo, data de 1224 (siglo XIII), año en que fue repoblado por Alfonso IX. Su nombre, un topónimo, relacionado con tierra de fresnos. En 1534, se le incluye entre los setenta despoblados de la provincia de Salamanca, según nos cuenta Domínguez Ortiz, en su obra “La ruina de la aldea castellana”. Poco tiempo después de ser abandonado por su población, sus nuevos propietarios (finales del XVI), se lo vienen arrendando al Ayuntamiento de Macotera, quien, a su vez, se lo subarrendaba a los labradores del pueblo, por 216 fanegas de trigo y otras tantas de cebada.
Su término era más bien reducido; se extendía sobre una superficie de 1.290 huebras y 299 estadales, equivalente, a 577 Has, 20 as y 23 cas; se encontraba enmarcado al Norte por la raya de Tordillos; al Este, por la raya de Macotera; al Sur, por la raya de Santiago de la Puebla; y, al Oeste, con la raya de las alquerías de Valeros y Galleguillos; su término se concentraba en dos hojas: La hoja de la raya de Santiago, 370 huebras de superficie, comprendía los parajes de Valdelarraya; Valdesalegas, la raya de Valeros, el Rollar y la Majada de Rodrigo. Y la hoja de la Cabezota, más extensa, con 620 huebras; la componían los sitios de la raya de Galleguillos, de las Llanas, de las Torbisqueras, el Verdegal y el picón de la Cabezota.
El viñedo ocupaba 140 aranzadas; el monte, 190 huebras; y la tierra inútil, 30 huebras.
Sabemos que, en 1766, los propietarios de Fresnillo eran: El marqués de Cerralvo y Almarza, Tomás de Castro, Diego de Ledesma, Cristóbal de Espinosa, Baltasar de Valencia, Madres Carmelitas, convento de las Dueñas, convento de Santo Domingo de Piedrahíta mayorazgo de Orobios, cabildo de la iglesia de Alba, Antonio de Oviedo, beneficiados de san Miguel de Fresnillo, Francisco Hernández, Antonio Bueno de Macotera, Bernardo Ortiz, Teresa de Medina, iglesia de san Pedro de Alba, José de Almansa, convento de san Leonardo, memoria de Gantes, iglesia de Macotera, Pedro Muñoz, Concejo de Macotera, capellanes de Santa María de Piedrahíta y convento de las religiosas de Villanueva, Entre estos señores, se repartían la renta, proporcionalmente, a sus títulos de propiedad.
A lo largo de este largo periodo de tres siglos de arrendamiento, surgieron conflictos entre las partes, por el regateo de la renta, pero, casi siempre, los labradores del pueblo se salieron con la suya; los dueños estaban convencidos de que no iban a encontrar mejores renteros en la comarca. A partir de la desamortización de Mendizábal, los agricultores fueron adquiriendo las distintas suertes, hasta que, a finales del siglo XIX, se convirtieron en dueños absolutos de la dehesa de Fresnillo, como así la titulaban. En su adquisición, tuvo gran protagonismo Pedro Losada Bueno; y, en la preparación del sorteo para repartir los lotes entre los distintos nuevos propietarios, hay que subrayar el buen hacer de Mateo Gómez Nieto (62 años), Laureano Blázquez Blázquez (49 años) y Pedro Nieto Losada (61años). Pedro Nieto se encargó de elaborar los 16 lotes, de 79 huebras cada uno, en que se todo el término de Fresnillo, combinando las tres calidades de terreno con toda justicia, para que ninguna parte se sintiese perjudicada: toda una obra de ingeniería. El 31 de marzo de 1889, a la salida de misa mayor, tuvo lugar el sorteo de los lotes, en la sala de sesiones del Ayuntamiento; presidió el acto el señor Alcalde, don Miguel Oreja, acompañado de los responsables de la organización y preparación del momento, Mateo Gómez Nieto, Laureano Blázquez Blázquez y Pedro Nieto Losada; así como de los testigos don Eugenio García Soria (médico) y don Manuel Domínguez Hernández (sacristán); estos dos últimos fueron los encargados de extraer las bolas, que contenían las papeletas del sorteo.
Ni antes ni durante el evento, se promovió el más ligero incidente ni protesta alguna. Quedó para los anales.
Timi Cuesta