Aunque la diferencia entre estos dos tipos de agricultura parece obvia, vamos a comentar cuales son los pros y los inconvenientes del secano y el regadío.
En primer lugar, hablaremos de los cultivos de secano. Éstos solo emplean como riego el agua proveniente de las precipitaciones. Su principal ventaja es que no necesita un riego adicional, hecho que encarece mucho los productos.
El principal inconveniente de este método es que no se puede controlar la cantidad de agua que contribuye al cultivo. Por eso, en nuestro país solo se desarrolla entre los meses de abril a septiembre, donde se reciben aproximadamente una media menor a 50 mm. En caso de ser superior, el cultivo no tendrá buenas propiedades por recibir demasiada humedad.
El secano representa en la Península la triada Mediterránea, compuesta por el trigo, el olivo y la vid. Con estos cultivos y muchos más, representa más del 80% de las plantaciones en nuestro país, sin embargo, se considera de bajo rendimiento.
En el lado opuesto nos encontramos con el regadío, al cultivo tenemos que añadir agua de forma adicional a la que nos aportan las precipitaciones.
Aunque se trate de un cultivo con menor proporción en nuestro territorio, aportan la mayor parte de su producción y producen mayores ganancias porque su obtención está garantizada durante todo el año.
Sin embargo, para optar por un cultivo de regadío debe ubicarse próxima a una fuente natural o artificial de agua, ya sea un río, un embalse, una presa… Además, hay que hacer llegar la humedad a las plantaciones mediante surcos, por goteo, inundación, aspersión, drenaje… esto dependerá de la cantidad de agua y el tipo de cultivo en cada caso.
Este tipo de cultivo se ve muy desmejorado en periodos de sequía y falta de agua, en esos periodos se pueden perder prácticamente.