La agricultura se está viendo afectada por el cambio climático y, por lo tanto, los agricultores nos tenemos que saber adaptar a dichos cambios para poder seguir sacando nuestras cosechas adelante. Uno de los problemas más habituales a los que hay que hacer frente, debido al aumento medio de las temperaturas, es el de la sequía. Para poder combatir estas sequías, es necesario asegurar el correcto suministro de agua. Para esto, es necesario el cuidar con especial cuidado las aguas subterráneas, así como optimizar las técnicas de riego, aprovechando para ello la tecnología con las mejoras como la monitorización.
Para poder aprovechar mejor toda esta agua, es necesario el conseguir la máxima eficiencia en todas las infraestructuras hidráulicas, haciendo que se pierda la menor cantidad de agua posible. Para ello, podemos invertir en mejorar los equipos y los sistemas, tratando de elegir las técnicas más adecuadas.
Superando los problemas de la agricultura derivados del cambio climático
Además de la gestión del agua, se pueden llevar a cabo otras opciones, como por ejemplo el contar con diferentes sistemas de cultivo múltiples, adaptando cada uno a las circunstancias del entorno, en lugar de contar con los monocultivos. De esta forma, de vernos afectados por una sequía, el impacto será mejor si contamos con diferentes cultivos, a contar con tan solo uno de un mismo tipo.
Además de la diversidad de cultivos, otras técnicas como los sistemas de agroforestería pueden resultar bastante interesantes para poder combatir este cambio climático. Estos sistemas se basan en que se llevan a cabo los sembrados en arreglos agroforestales, de forma que se utiliza la cobertura que ofrecen los árboles para poder proteger mejor a los cultivos contra toda clase de amenazas procedentes del cambio climático.
De esta forma, se combaten las temperaturas extremas, así como la humedad debido a que la foresta de los árboles es capaz de reducir la temperatura y la velocidad del viento, así como la evapotranspiración, además de proteger el cultivo de otros factores más directos como es la incidencia del sol, la lluvia o en el peor de los casos, el granizo.
En definitiva, saber adaptarse ante esta situación, nos servirá para sentir en una menor medida todos los impactos y cambios procedentes de este cambio climático y, por lo tanto, poder seguir desarrollando nuestra actividad como agricultores sin la necesidad de tener que enfrentarnos a estas nuevas amenazas.