La seguridad en la agricultura sigue siendo una asignatura pendiente en numerosas explotaciones. Pese a que la actividad agrícola ha decaído durante las últimas décadas, hemos de tener en cuenta que sus trabajos abarcan terrenos muy amplios. Esta gran extensión dificulta que se pueda llevar a cabo un mayor control de la seguridad, ejercido por las Administraciones Públicas, sobre las tareas agrícolas.
Los peligros de las labores del campo y cómo podemos evitarlos
No debemos menospreciar los riesgos de las faenas agrícolas. A medida que se han introducido maquinarias más sofisticadas, los peligros de trabajar en el campo han ido a más. Se trata de un proceso lógico asociado a la mecanización.
Los problemas que pueden surgir son variados, como que alguna parte del cuerpo quede atrapada entre la maquinaria, quemarse con líquidos o gases abrasivos o caídas. Asimismo, hay otros inconvenientes que pueden aparecer más a medio plazo, como los relativos a padecer dolores corporales (por las posturas adoptadas) o relacionados con el trabajo en condiciones que a veces son extremas (polvo, ruidos, excesivo calor o frío…).
Afortunadamente, los agricultores tenéis a vuestra disposición medios para evitar estas problemáticas. Una de las primeras decisiones ha de ser no permitir que participen en las tareas del campo personas que no están preparadas para ello. Sabemos que esto sucede con más frecuencia de la que nos gustaría.
Por otro lado, debéis conservar la maquinaria en perfecto estado de revista, por lo que las tareas de mantenimiento han de ser exhaustivas. Además, habéis de seguir escrupulosamente el plan de prevención de los riesgos laborales y respetar, por lo tanto, horarios de trabajo, equipamientos y otros factores relacionados con las precauciones que hay que tomar. Y, en cuanto a la maquinaria, aprovechad los nuevos sistemas de seguridad inteligentes.
Ya veis que la seguridad en la agricultura depende, fundamentalmente, del factor humano. De tomar conciencia de su necesidad.