Marie Haga, vicepresidenta del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), mantuvo una conversación telefónica con Efeagro en la que habló sobre la importancia de las semillas en la época tan dura que está pasando el planeta debido a la crisis sanitaria causada por el COVID-19.
Haga destacó las semillas como un “bien global común”, el cual es indispensable para hacer frente a problemas como el cambio climático, y que tienen que utilizarse con un enfoque global para sacar el máximo de este bien. Marie Haga afirma que la solución está en realizar una reforma de los sistemas mundiales, y pone como ejemplo el Tratado Internacional de Recursos Fitogenéticos que entró en vigor en 2004, enfocado en la agricultura y la alimentación. Según su criterio, este sistema no ha sido capaz de generar confianza en las “partes pobres” del planeta que comparte esos recursos, pese a que este está destinado, precisamente, a facilitar globalmente el acceso al material genético de los vegetales.
La inconformidad de los países en vías de desarrollo
El tratado mencionado anteriormente funciona a través de un sistema multilateral, en el que los países participantes acuerdan compartir la información relacionada con la diversidad genética y los cultivos depositados en los bancos de germoplasma, con el fin de que estén disponibles para el resto de naciones y puedan ser utilizados para posteriores investigaciones.
Esto ha causado un problema, ya que los países en vías de desarrollo no están conformes con lo que han recibido de este fondo o sistema multilateral, considerando que es poco. El tratado funciona a través de un sistema de beneficios en el que los países que acceden al germoplasma pagan un porcentaje que destinan al apoyo y conservación de la agricultura en los países en vías de desarrollo. Sin embargo, este tipo de países se ha quejado de que la cantidad que reciben es muy reducida en comparación con lo que mueve este mercado.
Importancia de los bancos de germoplasma
Según Haga, se debería realizar una inversión mucho mayor en los bancos de germoplasma. Piensa que se están utilizando muy poco los bancos de semillas, donde existe una diversidad de materia que puede dar lugar a una cantidad incontable de alimentos nutritivos. Según su criterio, hace falta una mayor inversión en la ciencia, sobre todo destinada a mejorar el funcionamiento de los bancos de germoplasma en todos los niveles (regional, nacional y global) con el fin de cuidar los materiales y apostar por la agricultura.
Por este motivo, la vicepresidenta del FIDA afirma que ningún país posee una diversidad de cultivos completa, por lo que tenemos que intercambiar el material genético y contribuir en la causa. Argumenta que el proceso sería muy barato, ya que con 34 millones anuales se podría mantener el material importante en todo el mundo.
Por último, pese a que cada vez se reduce la variedad de especies en la dieta global, Haga defiende que la variedad en los cultivos supone fomentar y fortalecer los sistemas alimentarios, concluyendo con que las semillas “son milagros y se pueden hacer cosas increíbles con ellas”.