Hay muchos dichos populares acerca de las tormentas. Los más románticos y algunos poetas las prefieren para tener una tarde de inspiración con un buen café y una manta. A nosotros nos molestan porque nos impiden desarrollar nuestras actividades del día a día. Sencillamente, el hecho de que haya una tormenta podría limitar todas nuestras actividades.
Sabemos lo molestas que pueden ser las tormentas para cualquier persona. Pero hay algo más que puede ser afectado por las tormentas de verano, a parte de nuestro itinerario, son las cosechas. Por eso, en este post te hablaremos acerca de cómo afectan las tormentas de verano a nuestras cosechas.
Consecuencias que pueden provocar las tormentas de verano
Las tormentas de verano suelen ser muy catastróficas para las cosechas en líneas generales, debido a que suele caer agua en grandes cantidades y de manera muy precipitada, es decir, en muy poco tiempo. Además, en el peor de los casos, estas tormentas pueden soltar descargas eléctricas e incluso una lluvia acompañada de granizo.
En el caso de que solo sea una fuerte lluvia, podemos sufrir la desgracia de que se nos ahogue la cosecha por exceso de agua. Tenemos que recordar que cada planta posee medidas distintas de agua según sus condiciones y si se les adjudica una mayor cantidad de agua de la que necesitan, pueden llegar a ahogarse por el exceso de agua y la poca cantidad de sustrato.
Además, sí la tormenta se complica y empieza a caer granizo del cielo (que serían pequeñas virutas de hielo de un máximo de unos 5 milímetros de espesor) las cosechas corren el riesgo de estropearse del todo al ser golpeadas por los pedazos de granizo, por lo que serán difíciles de recuperar y, en muchas ocasiones, imposible. En el peor de los casos sucede que como consecuencia de las descargas eléctricas los cultivos pueden llegar a recibir algún tipo de rayo, sólo que con la excepción de que las descargas eléctricas llegan a quemar por completo las cosechas.
¿Qué podemos hacer respecto a esto?
Lo más idóneo que podemos hacer para evitar la problemática de las tormentas de verano es tener un cultivo controlado, es decir, un cultivo en donde podamos controlar la cantidad de sol o lluvia que reciba. Un vivero sería una opción ideal, pero debido a sus costes es díficilmente practicable.