Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) la necesidad global de alimentos para el año 2050 aumentará un 70 %. Algunas investigaciones indican que este aumento en la demanda provocará un incremento de precios del 60 % en cuanto a los alimentos básicos (como arroz, trigo y maíz).
A nivel nacional, contamos con indicadores macroeconómicos que marcan una tendencia al alza en el mercado agrícola, como el incremento de valor a pie de campo de la producción, que pasó de algo más de 26 000 millones de euros en 2008 a unos 29 000 en 2018. Estos son solo algunos ejemplos de diferentes estudios que nos indican que podemos establecer cultivos rentables en nuestro territorio.
Cultivos de mayor rentabilidad en España
Aunque la rentabilidad depende de diversos factores, como el suelo, el clima o la gestión de la explotación, vamos a considerar los cultivos que, a priori, pueden ofrecer mayor rentabilidad.
Pistacho
El pistacho es un cultivo en expansión en España. La alta rentabilidad de este cultivo se explica por tres factores: su alta productividad, unos 2000 kilos por hectárea; el elevado precio de mercado que alcanza el fruto, por la fuerte demanda nacional e internacional; y su buena adaptación a nuestro clima. No obstante, el retorno de la inversión es algo lento. Si utilizamos pies injertados, las primeras cosechas llegarán pasados los tres años y si plantamos pies de planta sin injerto este periodo aumenta hasta los siete años.
Arándano
Otro de los cultivos de mayor rentabilidad que encontramos en nuestros campos es el arándano. Este cultivo alcanza el máximo de producción a los seis años, pero su productividad puede ser alta: entre 10 y 15 toneladas por hectárea. Aunque la recolección debe ser manual, aumentando los costes de producción, su precio de mercado compensa el gasto. Hay que tener en cuenta que es un fruto que aporta importantes beneficios nutricionales y dietéticos, lo que lo convierte en un producto muy demandado.
Aguacate
El gran aliciente de este cultivo es el precio de mercado que puede alcanzar su fruto, lo que permite alcanzar al agricultor un beneficio de entre uno y dos euros por kilogramo de producción. Aunque sus necesidades climáticas constriñen su cultivo a zonas de costa en el sur de Andalucía, especialmente en las provincias de Málaga y Granada, y las islas Canarias, ofrece más resistencia al frío de lo que tradicionalmente se pensaba, lo que está ampliando sus áreas de plantación a las provincias de Cádiz y Huelva, así como a la Comunidad Valenciana.
Almendro
Tradicionalmente, el almendro se ha cultivado en suelos pobres con pequeños aportes orgánicos y escaso laboreo. Por este motivo, su productividad ha sido, generalmente, baja. En la actualidad, el manejo y los cuidados del almendro han mejorado considerablemente. Podemos encontrar parcelas de cultivos intensivos o semiintensivos, con una densidad de plantas cinco veces superior al cultivo tradicional. Este cambio de manejo en las plantaciones, unido a los buenos precios de mercado que puede alcanzar la almendra, ha convertido a esta planta en uno de los cultivos más rentables que podemos implantar.
Olivo
Los cultivos intensivos de olivo en regadío siguen ofreciendo una alta rentabilidad. Algunas modalidades de plantación, como el cultivo en seto, mejoran la productividad gracias a la posibilidad de mecanizar las tareas, reduciendo considerablemente los costes de producción.La variedad de condiciones edafológicas y climáticas que podemos encontrar en España nos permite explorar una amplia gama de cultivos rentables, en función de la zona en la que nos encontremos. Para elegir correctamente la planta y maximizar el beneficio conviene llevar a cabo análisis del suelo, así como estudios de mercado que nos ayuden a afinar en la elección de la variedad que vamos a emplear.
La demanda de alimentos no va a dejar de aumentar en los próximos años, y la agricultura está llamada a ser parte de la solución. Encontrar los cultivos más rentables en función de la zona geográfica donde nos encontremos es esencial para garantizar la producción y un buen retorno de la inversión.